El abucheo ensordece la Arena T-Mobile. Los jueces decretaron un empate entre Saúl Álvarez y Gennady Golovkin; la afición quería al mexicano como el ganador, pues los golpes que dio arriba del ring parecían argumento suficiente para obtener el Campeonato mundial de peso medio. Sin embargo, la decisión está basada en la justicia, después de 12 rounds en los que ambos lo dieron todo para ganar.
Desde el primer round, los dos encantaron a la arena para devolverle al boxeo una pelea en la que el miedo y la precaución no tuvieron cabida. Se fueron a los golpes como lo dicta el arte del pugilismo; con la izquierda potente, Canelo comenzó a castigar a GGG.
Los estilos fueron muy claros: el mexicano, aguantando contra las cuerdas y buscando el contragolpe, mostrando valentía ante el poder del kazajo, quien fue hacia adelante a lo largo de los 12 rounds, tirando metralla a diestra y siniestra en busca del nocaut que por momentos se asomó en ambos lados.
Canelo, en cada pelea que da, muestra un crecimiento en sus facultades boxísticas, sobre todo a la defensiva, con movimientos de cintura que en esta ocasión hacían fallar una y otra vez a su contendiente; sin embargo, cuando GGG conectaba sus golpes de poder, sacudía al mexicano.
La pelea dignificó al boxeo, fueron dos hombres valientes, siempre buscando castigar, sorprendiendo con golpes fuertes y contundentes. Los jueces por ello decidieron el empate, su tarjetas (118-110, 113-115 y 114-114) marcaron el deseo de la revancha, algo que el tapatío ya ansía porque quiere dejar claro que él es mejor.
“No me ganó”, aseguró Canelo en el ring después de la batalla. “Si la gente lo quiere hacemos la revancha”. Los ojos de Saúl Álvarez se vuelven cristalinos después de los 12 asaltos. Se sentía ganador, por eso, cuando escuchó que habían decretado empate, no lo pudo creer. El llanto en sus ojos fue inevitable, lo dio todo y no tuvo la recompensa deseada.
Ahora, la revancha está pactada, sólo falta aclarar detalles. Después de ver la valentía de ambos en el encordado, es obvio que se necesita un segundo enfrentamiento, porque la rivalidad ha nacido con una batalla digna de ser la mejor en el año.
“No me sorprendió nada, creo que gané unos siete u ocho rounds fácil”, señaló Saúl ansioso por volver a chocar en contra del kazajo. Al final, no le queda otra que asumir el empate, abraza a Golovkin y le dedica unas pequeñas palabras.
Canelo no ganó el título de Campeón del mundo de peso medio, pero sí el respeto de los que no lo creían un buen boxeador; su valentía y crecimiento ha sido claro.