Manejando por la carretera que lleva de Culiacán a Culiacancito se encuentra el rancho de La Higuerita, una comunidad que no rebasa los tres mil habitantes. Ahí nació la última gran joya del beisbol mexicano: Julio César Urías Acosta.
El pitcher zurdo está llamado para cosas grandes dentro del mejor beisbol del mundo, reto que no lo espanta, pero mientras eso llega toma unos días de descanso en el rancho donde todo comenzó.
El año pasado Julio Urías hizo su presentación ante el mundo de las Ligas Mayores al lanzar una entrada en un juego de pretemporada con los Dodgers.
"Representamos al ranchito y es chiquito pero aquí nos criamos y pienso seguir viviendo aquí cuando esté en Grandes Ligas. Gracias a mis papás y a mis abuelos que me metieron a este bonito deporte vamos sobresaliendo y hay que poner en alto el nombre de La Higuerita", dijo Julio.
RÉCORD lo acompañó al campo donde un niño de apenas cinco años comenzaba a atrapar y lanzar sus pelotas, un campo que le ayuda a recordar lo mucho que le ha costado llegar hasta donde ahora está.
"Muchas veces lanzas allá y la gente piensa: "ya se cree, ya no quiere pitchar aquí, o no quiere hacer su preparación aquí", pero a mí me gusta regresar y hacer parte de mi preparación en estas ligas, y enfrentarte a los que me enfrentaba desde chiquito se siente bonito", afirmó.
Cada vez que está en casa busca estar en contacto con todos sus familiares y darse tiempo de practicar un tiempo con los amigos con los que empezó en el mundo de la pelota.
"Yo sigo viendo a mis amigos igual, simplemente los veo como mis amigos que fueron desde chiquitos, yo siento que no han cambiado conmigo, ni yo con ellos", indicó.
El joven de 18 años es considerado por los expertos el mejor pitcher zurdo en las Ligas Menores, además es el único jugador menor de 18 años en estar en el listado de los cien mejores prospectos, donde está dentro del Top 10.
Sin embargo, sabe que todo lo que ya consiguió, llegó gracias al apoyo de sus padres, por lo que cada vez que salta a la lomita recuerda sus consejos y también ese pequeño rancho donde todo comenzó.
"Siento bonito, tantos recuerdos que me traen, la verdad que gracias Dios que soy un privilegiado en este deporte, ir a los campos donde empecé se siente bonito y recordar cada momento bonito que pasamos ahí", sostuvo orgulloso el pitcher sinaloense.
