Hostilidad pura le espera a Roman Reigns en Clash at the Castle cuando salga a defender el Campeonato Indiscutido de WWE en Cardiff, Gales. El público del Reino Unido estará del lado de su hijo pródigo y retador al título del ‘Jefe Tribal’ en la lucha estelar de la noche.
El escenario es ideal para que el antiguo ‘elegido’ de Vince McMahon se proclame como el nuevo monarca de la empresa. Reigns comenzará a ver menos acción en la compañía a raíz del nuevo acuerdo que firmó en donde sus apariciones por año disminuirán para enfocarse en otros aspectos de su vida, tal y como ha sucedido con elementos como Brock Lesnar en el pasado o incluso su primo, The Rock.
El escocés protagonizó la era de la pandemia en donde la afición no pudo asistir a los eventos en vivo de WWE y cargo con el peso de ser la cara principal de compañía en una época de auténtica crisis para la industria en todo el mundo. McIntyre fue un digno campeón y su gran momento frente al público aún está pendiente, por lo que su victoria tiene altas probabilidades en un territorio que se rendirá en aplausos ante su digno representante.
Reigns recientemente cumplió dos años como Campeón Universal de WWE y apenas este 2021 logró la unificación en la última edición de Wrestlemania tras vencer a Brock Lesnar. El ‘Jefe Tribal’ es la cara de la compañía en la actualidad pero tanto a la empresa como el luchador los ha convencido la idea de que refrescar cada uno su camino sería lo más conveniente por lo que esta noche podría culminar uno de los reinados más grandes de todos los tiempos.
“Es más que increíble tener el título durante dos años, y Roman es alguien que ha hecho cosas increíbles en los últimos 10 años o más. Desapareció durante un tiempo durante la pandemia, donde yo estaba liderando la carga como Campeón de la WWE y reapareció como este personaje del ‘Jefe Tribal’ que lo llevó al siguiente nivel”, dijo McIntyre previo al combate con la cabeza fría pese al odio deportivo que existe entre ambos.
