Van siete partidos y contando. La Selección Mexicana volvió a caer ante Estados Unidos al perder por 2-0 en la final de la Nations League, sumando así su séptimo compromiso consecutivo sin poder ganarle al cuadro de las barras y las estrellas.
Los dirigidos por Gregg Berhalter quisieron demostrar su superioridad rápidamente en el partido al adueñarse de la esférica y ser ellos los que estuvieran marcando el ritmo del compromiso. Esto estuvo a punto de darles frutos al minuto 5, ya que Christian Pulisic se adentró en el área para sacar un disparo con su pierna derecha, pero Guillermo Ochoa detuvo la esférica y evitó el gol.
Este dominio y presión por parte de los rivales, obligó al cuadro Azteca a tener que saltar líneas con un pelotazo y así poder dejar a alguno de sus delanteros frente al arco rival, aunque por momentos no descartaban la opción de ir construyendo para pisar el área rival, lo que estuvo a punto de darle resultado con un disparo de Luis Chávez qué alcanzó a atrapar Matt Turner.
Parecía que ambos equipos se irían igualados al descanso, pero en los últimos segundos de la primera parte apareció Tyler Adams, el cual sacó un disparo lejano qué pasó entre las piernas de Erick Sánchez y posteriormente logró vencer a Ochoa para que la esférica terminara al fondo de la red y pusiera a Estados Unidos adelante en el marcador.
Para la segunda parte, el Tricolor comenzó a tener un poco más de protagonismo al acechar el arco rival e incluso al minuto 60' tuvieron una de las oportunidades más claras del compromiso. Hirving Lozano punteo la esférica para buscar a Henry Martín, el cual logró bajar la esférica en el área grande al desplazar a un defensor, pero el momento de sacar el disparo este fue muy desviado de la portería.
Sin embargo, cuando parecía que los dirigidos por Jaime Lozano podrían reaccionar en el compromiso, apareció Giovanni Reyna con un disparo a las afueras del área que entró pegado a la base del poste izquierdo para duplicar la ventaja para los Estados Unidos.
En la recta final del compromiso, la desesperación se apropió del conjunto Azteca y de sus aficionados, ya que mientras en el terreno de juego se veía un equipo errático en el último tercio del campo, en la tribuna se hizo presente el grito homofóbico por parte de los aficionados, lo que provocó que se tuviera que parar el compromiso en dos ocasiones.