Los penaltis se han incrementado de forma considerable en este Mundial, hasta la segunda jornada se han decretado 15 y ya duplican la cifra de Brasil 2014 después de 32 partidos jugados, pues en aquel torneo se marcaron siete.
La estadística se torna más significativa cuando el número penaltis de esta edición también es mayor que la de las ediciones 2010 y 2014 en su fase de grupos, pues en total fueron marcados sólo diez penas máximas en ambos y a la presente edición todavía le resta una jornada.
Parte de este incremento se debe a la implementación del VAR, una de las grandes innovaciones en el Mundial y que ha cambiado de forma considerable la forma de juzgar el futbol. La más destacada es la que concierne a los penaltis.
Evidentemente marcar faltas no vistas por el árbitro queda igualmente cubierta en la sanción de algunos de los penaltis anteriores como las faltas a Antoine Griezmann, Mohamed Salah, Christian Cueva o Gylfi Sigurdsson.
No sólo demostró su eficacia para los tiros de castigo, también ya demostró su uso para revisarlos y revocarlos como ocurrió en el juego entre Brasil y Costa Rica cuando el holandés Bjorn Kuipers decidió no marcar el penalti a Neymar.
Por otra parte, también ayudó a mejorar la apreciación de las faltas y por lo tanto otorgar o no tarjetas preventivas en jugadas dudosas. En el juego disputado entre Francia y Perú, el árbitro Abdulla Mohammed revocó una tarjeta amarilla a Edison Flores y se la dio a Pedro Aquino quien había cometido una falta sobre Paul Pogba.
En el partido entre Inglaterra y Panamá, se probó su uso en una jugada en posible fuera de lugar de Harry Kane, que tras la revisión se concedió el gol. Por lo que ya se ha utilizado en todos los casos y con resultados positivos.