Antonio Carlos Santos no pudo evitar llorar en el momento en que fue investido y con ello formó parte de la décima generación del Salón de la Fama.
Y es que el exjugador del América reconoció lo mucho que le conmovió el haber sido elegido para estar entre las máximas figuras del futbol en el mundo, en Pachuca.
"Pocas veces soy emotivo, que viva el amor, qué viva la paz y qué viva el futbol, si hay reencarnación quiero ser futbolista de nuevo.
"Quiero agradecer al club América porque caminamos juntos e hicimos grandes hazañas y por eso estoy acá. Quiero agradecer a mis compañeros como Alfredo, a Cecilio, a Zague y muchos otros que sudamos, amamos y respondimos con campeonatos, con sudor y lágrimas pero hicimos del de los 80 un equipo histórico. Quiero agradecer a los aficionados americanistas y no americanistas porque me tienen mucho cariño", dijo el brasileño entre lágrimas, al tiempo en que agradeció a sus amigos y fanáticos.