Existen nombres ilustres en los 100 años de existencia del Necaxa, pero quizá la generación más recordada es la de los 90, con Alex Aguinaga como referente. Durante 14 años, el mediocampista ecuatoriano derrochó magia, dio equilibrio y comandó a los Rayos a tres campeonatos de Liga.
Sin embargo, el '7' no se considera el máximo ídolo de los rojiblancos, pues asegura que toda la camada de finales del siglo pasado destacó por igual.
"Necaxa fue mi casa durante 14 años, era la alegría de levantarme a entrenar a dos horas de ida y tres de vuelta (a Cuautitlán). Dejé gran parte de mi vida ahí", indicó el ahora analista de Fox Sports en charla con RÉCORD.
"No me considero, pero le agradezco a toda la gente que en algún momento lo haya dicho porque dejamos todos una huella y yo estaba en ese grupo selecto de grandes jugadores", añadió.
El primer título de la era profesional de los Rayos llegó en la temporada 1994-95, cuando el equipo dirigido por Manuel Lapuente venció en la Final a Cruz Azul. Aquella tarde, Aguinaga abrió el camino para levantar la Copa, aunque a la distancia, no ve dicho tanto como el mejor de su carrera con Necaxa.
"Para mí, el gol más importante fue el de la Final contra Cruz Azul que abre la ruta de la victoria para nuestro primer título. Pero el mejor fue uno que le hice al León, con doble remate malabarista. Viene un centro largo, Carlos Hermosillo la baja, la cachetea de derecha, la pelota pega en el travesaño y del piso me levanto para dar una chilena", señaló.
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