"Somos cinco, no manchen, mínimo una foto”, era la frase que Branco Cornejo lanzaba cada que un seleccionado tricolor subía al camión que los llevaría a su concentración en Rusia.
El fanático de Guadalajara había aterrizado con sus amigos tres horas antes en el aeropuerto Sheremetyevo de Moscú y decidió esperar al equipo nacional para darles la bienvenida.
Esta vez no hubo cantos ni porras y la única ‘calidez’ que se sintió fue la de la seguridad rusa: tres escoltas privados, dos militares armados, un par de perros policía y cuatro elementos del aeropuerto.
A pesar de las limitantes impuestas por seguridad, Branco volvió a alzar la voz frente a Juan Carlos Osorio: “Llevamos aquí horas, sin comer y nadie se para, Profe”. El colombiano le pidió una disculpa, firmó su pasaporte y regresó al avión entre aplausos y un discreto “vamos a ser campeones del mundo con usted”.
La Selección Mexicana pisó tierras mundialistas a las 19:00 horas de Rusia, todavía con 24 elementos y sin gente que entonara el famoso 'Cielito Lindo'.