Seis años después, Landon Donovan pisó el Estadio Azteca y su pasado le cobró factura en su recibimiento. El jugador quien fuera uno de los mayores verdugos de la Selección Mexicana cuando visitaba la cancha del Coloso portando la camiseta de Estados Unidos, volvió y esta vez lo hizo acompañando a León, en una visita amarga por la derrota de 2-0 contra las Águilas del América.
En su mente muchos recuerdos gratos podría traerle este escenario, pero esta vez sabía que no tenía aliados y en silencio piso la cancha para prepararse en el calentamiento previo, sin mirar mucho más que el balón con el que practicaría el grupo que estaría en la banca de la Fiera.
Si los recuerdos no llegaban a su mente, en la de la afición de las Águilas si existía, pues esperaron su entrada en el protocolo de inicio para abuchearlo sin parar y aventar uno que otro insulto referente a su nacionalidad no grata por ser el estadounidense que más goles le realizó al Tricolor.
Desde su posición en el banquillo observó gran parte del encuentro, tan concentrado que sus ejercicios de calentamiento eran más flojos que los del resto de la banca.
Fue paciente y al minuto 75 entró al terreno de juego, ya con diez hombres del América en campo y con un intenso retumbar de abucheos, así durante el resto de los minutos en los que tuvo acción, donde con el simple hecho de tocar el balón volvía a recibir el mal trato de la afición azulcrema.
Como único buen recuerdo finalizó el partido, dirigiéndose a su ex compañero de selección Joe Corona, con quien intercambió su camiseta.