Guadalajara tuvo un sabor distinto al de otras ocasiones. El domingo no fue un día cualquiera, era de Final y tenía como protagonista a las Chivas con la ilusión de campeonar por doceava vez en su historia.
Las calles de la capital jalisciense se pintaron de rojo y blanca y no era para menos, esta ciudad tuvo que esperar 19 años para volver a ver una Final definitiva en Guadalajara. La última fue en el Invierno 98 cuando el Rebaño cayó ante el Necaxa.
En un ambiente totalmente familiar los aficionados de Chivas arribaron al inmueble para apoyar a su equipo y que consigan el tan ansiado trofeo.
En las principales avenidas de la Perla Tapatía se vendían playeras de las Chivas, banderas y diferentes artículos, todo lo necesario para que nadie se quedara sin vivir la fiesta del futbol mexicano.
Las inmediaciones del Estadio Chivas se abarrotaron desde cinco horas antes de que Luis Enrique Santander, árbitro del partido, diera el silbatazo inicial de la Final de Vuelta.
Mucha expectativa causó el duelo entre Chivas y Tigres, por un lado los seguidores del Rebaño querían su doceavo campeonato y volver a esta en la cima junto al América como los más ganadores de la Liga MX y por el otro los felinos con la ilusión de sumar seis títulos y empezar a ver de cerca a los grandes de México.