Domingo en Villahermosa. 35 grados en el ambiente, humedad de más del 70 por ciento. Son las 10 de la mañana y un niño cachetón, de tez blanca y barriga que juega a ser prominente, se acerca a un entrenador con algunas canas. Juega para el Colegio Americano y le pide que lo deje jugar para Chivas La Selva, Filial del Guadalajara en Villahermosa. Él lo rechaza. No le convence su estilo individual y le preocupa que su sobrepeso no lo deje correr tanto.
El chavito se llama Sebastián Martínez Vidrio –el mismo que debutó con el Rebaño ante Tapachula- y el Profe, Julio César García. Después de muchas semanas lograría convencerlo, pero con una condición “baja de peso y aprende a jugar para el equipo”, reveló García en entrevista para RÉCORD.
A partir de ahí cambió la vida de ‘Chevy’.
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“Él se puso las pilas. Le pedimos que siguiera nuestras indicaciones y para un niño de 10 años fue sorprendente porque lo hizo al pie de la letra, se disciplinó, bajó de peso y empezó a jugar para el equipo”, detalló el entrenador.
Un año después llegó el Torneo Nacional de Escuelas Filiales de Chivas. Jorge Domínguez, el director del certamen, habló con el formador tabasqueño sobre el niño que ya destacaba.
“Me dijo: “Ese niño tiene mucho talento, pero hay tres tareas en las que tiene un año para trabajar: coordinación, velocidad y su peso, está gordito”.
Yo hablé con ‘Chevy’ y le pregunté, ¿quieres jugar?, puedes irte a los Jaguares de Tercera”, recuerdó García.
En un año condujo a Chivas La Selva a ganar la competencia nacional y de paso se aseguró un lugar en Chivas La Gigantera, la escuela más importante de formación del Guadalajara. El sueño había comenzado.