La rivalidad entre América y Guadalajara está de manteles largos. El Clásico Nacional cumple 90 años, tiempo en el que estos dos equipos se han visto las caras para forjar el enfrentamiento que más pasión genera en el futbol mexicano.
Si bien la historia marca que el próximo sábado en el Estadio Azteca se jugará el duelo 223 entre Águilas y Chivas (el conteo comenzó a partir del torneo de Copa de 1943, en el preámbulo del profesionalismo), existe un antecedente lejano entre estos dos conjuntos, los más ganadores y populares de México, y que no se considera en el registro oficial.
En 1926 se enfrentaron por primera vez en una serie de exhibición, en el que la Federación de Jalisco invitó al América, como Campeón del Distrito Federal, para medirse al Rebaño Sagrado.
El primer duelo del que se tiene registro entre Chivas y América fue el 10 de octubre de 1926 y comenzó a las 16:30 horas, en la cancha de ‘El Paradero’, entonces casa del Atlas.
El cotejo se suspendió al minuto 30 del segundo tiempo por falta de luz natural, cuando el Rebaño se encontraba adelante 1-0.
Al día siguiente, se disputó el segundo partido y el resultado fue de empate a un tanto.
Para el último juego, los capitalinos salieron decididos a ganar. Ese 12 de octubre de 1926 el América abrió temprano el marcador, pero vino una jugada polémica: El árbitro de los tres compromisos, Juan Billón, un rojiblanco de cepa y quien dos años más tarde sería presidente del Rebaño, marcó un penalti a favor de los locales. Los jugadores azulcremas abandonaron la cancha. La falta se cobró sin portero y los cartones se igualaron.
América siguió con el berrinche y se reanudaron las acciones aún sin ellos. Chivas se adelantó en el marcador con un gol en el ‘desierto’. Se volvió a poner pausa al juego, intervino la autoridad y los responsables de la serie de exhibición dijeron que los americanistas recibirían una sanción económica.
No hubo respuesta y de acuerdo con las autoridades tapatías, esta falta ameritaba la cárcel. Se llamó a las fuerzas del orden y el cuadro azulcrema no tuvo más remedio que regresar al partido que por supuesto perdieron 2-1.
Así, en medio de la polémica, el escándalo y el juego ríspido, nació la tremenda rivalidad entre los dos equipos más exitosos en la historia del balompié mexicano.