Un poderoso y ambicioso América ‘arrolló’ a unas Chivas que mantuvieron su desangelado accionar, y se quedó con el orgullo intacto en Liga y en Copa a costa del odiado rival.
Las Águilas emprendieron el vuelo desde el minuto 2 del partido, cuando Renato Ibarra llegó a línea fe fondo y mandó un trazo exacto a Nico Castillo, que remató de cabeza para imponer la ley azulcrema desde el arranque.
El Rebaño nuevamente mostró un pobre rendimiento, con pocas aproximaciones de peligro en la primera mitad; sin embargo, en las escasas que intentaron el árbitro frustró el resurgir rojiblanco, ya que no marcó un penalti de Bruno Valdez sobre Alexis Vega.
El panorama se fue complicando más y más para los tapatíos, ya que Jesús Molina fue expulsado por un pisotón sobre Guido Rodríguez, esfumando paulatinamente la esperanza de un empate.
La mala suerte rojiblanca se acentuó cuando Alan Pulido debió abandonar el terreno de juego por una lesión en el muslo izquierdo.
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América supo aprovechar el infortunio rojiblanco y amplió su ventaja en la parte complementaria a través de Andrés Ibargüen, quién sin muchas dificultades se metió al área rival y cruzó su remate, mismo que Gudiño no pudo atajar, pese a que le tocó la mano.
Miguel Herrera, fiel a su estilo, no se conformó con la ventaja y buscó hacer más holgada la ventaja, modificando su esquema para poblar más el mediocampo, sobre todo para impedir cualquier intento de reacción de Chivas, el cual nunca llegó.
