Chivas se impone al América en Clásico de Leyendas

Oswaldo celebra uno de los goles de las Chivas
Oswaldo celebra uno de los goles de las Chivas
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DANIEL GÁMEZ
ZARITZI SOSA
| 09 Oct, 2016

Ídolos, buen fútbol, golazos, pasión y espectacularidad se combinaron en el Clásico de Leyendas, una fiesta digna del Centenario de las Águilas, vivido en el Estadio Jalisco. Pese a que el festejado se llevó una derrota de 2-1.

En un magno evento que reunió a las mejores figuras de cada equipo, para así celebrar los cien años de rivalidad que mantienen estos equipos, donde los aficionados fueron los más satisfechos de este duelo.

Desde iniciado el encuentro los jugadores se veían disfrutando este momento, al estar reunidos con el fin de celebrar los cien años de historia de las Águilas.

Reinaldo Navia celebra el gol de las Águilas

Reinaldo Navia celebra el gol de las Águilas|DANIEL GÁMEZ

No pasaron más de 15 minutos para que se luciera Adolfo el 'Bofo' Bautista y pudiera hacer el gol de la ventaja para el conjunto rojiblanco, al arquero Héctor Miguel Zelada.

Los jugadores cada uno a su ritmo desfilaron el terreno de juego para deleitar a los presentes, y pronto acabó la ventaja mínima del Rebaño, cuando Andrés Chitiva dio un gran pase a Reinaldo Navia para marcar el empate al arquero Oswaldo Sánchez.

El Bofo pelea un balón durante el Clásico

El Bofo pelea un balón durante el Clásico|DANIEL GÁMEZ

Quien vivió este Clásico de Leyendas hasta las venas, fue Isaac Terrazas, quien no perdió la picardía con el pasar de los años y puso el fervor en la cancha hasta tener enfrentamientos con sus rivales.

Durante el segundo tiempo, el rojiblanco Diego Martínez, fue el encargado de marcar el 2-1 y dejar con gran sabor de boca a su afición, con un golazo desde fuera del área.

Cerca de 47 mil almas en el Estadio Jalisco vivieron una tarde espectacular con los ídolos que pasaron a lo largo de cien años por sus equipos, la edad no importaba, ya que miles de familias se dieron cita en conjunto, desde el más pequeño hasta el abuelito, con la encomienda de ver a los ídolos del Rebaño o de los Azulcremas.

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