El túnel que conduce de los vestuarios a la cancha en la Veltins Arena, casa del Schalke 04, fue revestido con paredes que evocan las de una mina, como las que existían en el terreno sobre el cual fue construido uno de los mejores estadios de Europa. Modernidad y tecnología rinden tributo a las raíces de uno de los clubes históricos de Alemania.
Es un milagro que la lluvia no sea nieve el primer día de diciembre en Gelsenkirchen. La arena, célebre desde su apertura, en 2001, y reconocida por albergar la Final de la Champions de 2004 y partidos del Mundial 2006 , también es famosa por su cancha ‘móvil’, que es cuidada en el exterior del inmueble y se ‘desplaza’ al interior previo a un juego. No verla bajo el techo retráctil del estadio, con el frío exterior, es una sorpresa.
“Siempre debe estar afuera, es una regla”, explica uno de sus encargados. La arena tiene tantos usos que es preferible mantenerla lejos de grúas, carros de traslado y obreros. Sin el césped, ciertamente, el lugar luce más hecho para U2 y Coldplay, que para la Bundesliga y la Champions, y es hasta cierto punto complicado recordar cómo en esa cancha el Porto de Mourinho alzó la Orejona o que en una de sus porterías –que no están- Omar Bravo falló un penalti ante Portugal.
El inmueble es sobrio desde su aspecto exterior y hasta sus interiores, pero no por eso poco cómoda, falta echar un vistazo a sus vestuarios o sus áreas de hospitalidad, equipadas con todas las comodidades. En Gelsenkirchen están seguros de tener el mejor estadio de Europa y, aunque elegir al mejor resulta complicado, su multifuncional arena sin duda está en esa élite.
