Barcelona, acusado de espionaje empresarial

Sandro Rosell, expresidente del Barcelona
Sandro Rosell, expresidente del Barcelona
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EFE
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| 05 Feb, 2016

El grupo Mediapro denunció al expresidente del FC Barcelona, Sandro Rosell, por espionaje empresarial "sistemático, deliberado y organizado" producido entre 2009 y 2011, al haber tenido acceso al correo electrónico de Jaume Roures, presidente del citado grupo de comunicación.

La querella criminal se presentó contra Rosell por un delito continuado de revelación de secreto empresarial, un delito continuado contra la intimidad de Jaume Roures y un delito continuado de hurto agravado.

La denuncia se amplía, además, a Joan Carles Raventós, director general de secciones del FC Barcelona, Robert Cama, exresponsable del departamento informático de Mediapro, y contra el FC Barcelona, Bonus Sport Marketing, la empresa de la que era propietario Rosell, y Socktel Servicios Informáticos.

"Cama pinchó mi correo para reenviar los mensajes a Rosell y Raventós. Fueron cientos de e-mails relacionados con la guerra del futbol, nuestras negociaciones con una cervecera o una tabacalera, los contratos de renovación de Pep Guardiola o Tito Vilanova sobre los que nosotros asesorábamos, correos de Banc Sabadell, el bufete de abogados Garrigues, de Joan Laporta (expresidente de la entidad blaugrana), Ferran Soriano, Marc Ingla (exvicepresidentes del club con Laporta) o Andreu Buenafuente", relató Roures.

El presidente de Mediapro explicó que descubrieron la supuesta trama de espionaje, porque Rosell, "además de ser un miserable es un bocazas, e iba presumiendo por ahí de saber cosas que sólo podíamos saber nosotros".

Entonces encargó una auditoría de seguridad: "Descubrimos que en el ordenador de Cama habían instalados tres servidores de empresas externas, una de ellas de Rosell, más de 10 mil títulos de películas pornográficas, con las que suponemos que hacía algún tipo de negocio y también que se llevaba material informático de Mediapro para revenderlo a terceros".

A Guardiola también le avisó de que su propio presidente presuntamente lo estaba espiando. "Se lo expliqué para que supiera lo que tenía en casa", indicó Roures quien, sin embargo, dijo desconocer si esta información fue decisiva para que Guardiola decidiera no seguir en el banquillo.

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