Raúl Jiménez celebra diez años como jugador de Primera División y, aunque el camino siempre estará acompañado de éxitos y sinsabores en la carrera de un futbolista, hasta ahora se siente “orgulloso” y “contento” por lo que ha logrado y su hambre de triunfo sigue siendo insaciable.
La tarde del 9 de octubre del 2011, en la visita del Morelia al América en el Estadio Azteca, representó su debut soñado y, a partir de ese momento, demostró que llegaría muy lejos y pondría en alto las fuerzas básicas de las Águilas y el futbol mexicano.
“Fue un sueño cumplido el poder debutar por tanto trabajo que me costó llegar y afortunadamente lo pude lograr. Ya cuando se me dio la oportunidad tuve que responder y lo hice de buena manera”, recuerda Raúl.
Alfredo Tena, una de las leyendas en la historia de los azulcremas, fue el técnico que le brindó esa posibilidad de ver sus primeros minutos en el Máximo Circuito y siempre estará agradecido.
“Es un gran entrenador que me dio la confianza, que supo confiar en los jóvenes y estoy muy agradecido con él por haberme dado esa oportunidad para poder debutar”, mencionó Jiménez.
El ariete del Tricolor conquistó con América el título del Clausura 2013 y posteriormente partió a Europa al Atlético de Madrid donde no tuvo mucha fortuna. Después de pasar por el futbol de Portugal con el Benfica, ahora es figura de los Wolves en la Liga Premier y, a sus 30 años de edad, todavía faltan muchos sueños por cumplir.
“El campeonato con América y los Juegos Olímpicos en los que conseguimos la medalla de Oro son cosas que jamás se van a olvidar”, indicó, al tiempo de señalar que la fractura en el cráneo que sufrió a finales del año pasado fue un duro episodio de vida, pero ya está de vuelta.
"Uno nunca espera una lesión así, pero me tocó y paso por algo; siempre tuve una gran fortaleza para regresar. Es un extra que la vida te da para seguir buscando lo que uno quiere", apuntó el ‘9’.