Esa noche del sábado 14 de febrero jamás será olvidada por Guillermo Ochoa. El entonces técnico del América, Leo Beenhakker, lo llamó en la cena: Adolfo Ríos no podría estar bajo los tres palos para el partido del domingo ante Monterrey en el Estadio Azteca.
Las opciones del estratega holandés eran Edgar Hernández, portero de 22 años de edad, y Guillermo Ochoa de 18 años. Leo optó por Memo y así comenzó la historia.
“Parece que fue ayer cuando Leo Beenhakker me da esa noticia en un hotel del Pedregal, en el comedor, me dijo que iba a cumplir mi sueño, por el que tanto había trabajado, que iba a jugar, que lo disfrutara, que no tuviera miedo de nada porque él me iba a apoyar, fue un día especial para mí y una noche difícil también”, recordó con añoranza en entrevista con RÉCORD.
Ochoa, no sabía que esa temporada jugaría 12 partidos para acumular mil 80 minutos y comenzar así un camino de éxito que se resume en cuatro Mundiales, dos de ellos como titular, dos Copa Oro y un Guante de Plata en la Copa del Mundo 2018 con el Tri, cuatro títulos con América (Liga, Campeón de Campeones, Copa de Campeón de Campeones de la Concacaf e Interliga) y una Copa de Bélgica con Standard de Lieja.
“Se pasa el tiempo rapidísimo, quince años ya suena, ya pesan. Estoy contento y emocionado, satisfecho y orgulloso porque no cualquiera, no muchos podemos presumir llevar 15 años en el mundo del futbol profesional ni en la élite.
“Cuando uno es niño y quiere ser futbolista, jamás piensa que puede tener una carrera tan larga”, reveló.
SU HIJA FUE SU AMULETO
Memo recordó que cuando nació su primera hija fue de madrugada y no pudo dormir casi nada; aún así, atajó ese mismo día y tuvo una soberbia actuación frente al Burdeos.
“He tenido varios momentos (buenos), el Mundial, el debut, el partido contra Alemania, contra Brasil, es difícil escoger alguno, pero quizá mezclando lo personal, un día estando en el Ajaccio, el día que nace mi hija, la noche previa a un partido contra Burdeos, mi hija nació en la madrugada y yo esa noche no duermo nada.
"El entrenador me dice que no me preocupe, que duerma un rato y vuelva para el partido; solo dormí unas dos horas, llegué al juego con sueño, y ese día se combinó todo, el nacimiento de mi hija, ese día me sale un partidazo, saco el cero y le ganamos al Burdeos en casa. El festejo fue doble y para mí fue muy especial”.
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EL CLEMBUTEROL SACUDIÓ SU CARRERA
El momento más difícil de su carrera le cambió el rumbo, pero aún así no hay reproches para el destino por parte de Memo.
“El tema del clembuterol fue lo malo, más porque se interpuso en mi carrera, me detuvo en ese paso a Europa, y más que era algo que estaba fuera de nuestras manos, que no estaba en nuestro control, pero me toca en el lapso de las contrataciones y me hace que, de mis opciones de dar el brinco a Europa a un club de mayor trayectoria e historia, sea a uno como el Ajaccio que es más modesto y humilde, y me tocó trabajar el doble y remar el triple.
"Después, sabes que por algo me llegó el Ajaccio, porque fue un equipo de aprender desde abajo, el conocer las raíces del futbol europeo, de los equipos humildes, aprendí mucho. A veces uno en México piensa que estás para jugar en Europa, que tienes el nivel, y no, uno tiene que llegar a adaptarse a la situación”, comentó.