El Granada está muy vivo en la lucha por evitar el descenso tras golear este sábado 2-6 al Mallorca en Son Moix y salir de las últimas posiciones en un partido intenso, de mucho desgaste físico en un terreno de juego convertido en una caldera por casi 19 mil aficionados del equipo balear que vieron frustrado el sueño de apalabrar la permanencia con una victoria.
Fue el conjunto nazarí un bloque compacto, sin apenas fisuras. Acertó casi siempre y cuando no lo hizo, tuvo la suerte de su lado para arruinar cualquier atisbo de reacción del Mallorca del mexicano Javier Aguirre, que sufrió en el banquillo la primera derrota en casa.
Ni el bullicio en las gradas ni tampoco el regreso del goleador kosovar Vedat Muriqi ni la apuesta por un sistema más ofensivo de los mallorquinistas pudieron con la fe del equipo de Aitor Karanka.
Tampoco con la descomunal capacidad goleadora del veterano Jorge Molina, autor de un doblete y de dos asistencias. Salió desde el banquillo y su concurso fue decisivo para que su equipo salga del descenso.
Al Mallorca le salió todo mal. Ni siquiera su máximo goleador, Vedat Muriqi, que reaparecía tras cumplir una sanción, fue capaz de encontrar resquicios en la zaga visitante.
Tampoco fueron suficiente la magia del japonés Take Kubo y la fuerza del ghanés Idrissu Baba en el centro del campo para hallar la solución al puzle que planteó el Granada de Aitor Karanka.
El Mallorca se había preparado a conciencia para celebrar la tercera victoria en Palma con Aguirre en el banquillo, tras los triunfos ante el Atlético de Madrid y el Alavés. Pero la fiesta finalizó en tragedia deportiva.
Ensayó la 'final' anticipada por la permanencia en el terreno de juego y en los actos previos al choque. El club balear bajó el precio de las localidades, repartió paellas gratis y regaló 10.000 banderas para llenar las gradas.
El público respondió, pero su equipo no estuvo a la altura de las circunstancias. No supo hallar la fórmula para imponerse a un rival aguerrido.
El madrugador gol del colombiano Luis Suárez (min. 6) alteró todas las coordenadas del choque y obligó a los mallorquinistas a redoblar sus esfuerzos para nivelar el marcador.
El 0-1 premió el mejor juego visitante en los primeros minutos. La defensa local estuvo blanda al permitir el disparo franco de Suárez tras varios rebotes a la salida de un saque de esquina.
El Mallorca estiró sus líneas, aún a costa de dejar espacios a los peligrosos contragolpes de un Granada valiente, que apoyó a Suárez con una línea de tres formada por Puertas, Collado y Machís.
Cuando no se veía la manera de que el ataque balear prosperara surgió Salva Sevilla. El almeriense, un veterano de 38 años y con muchas batallas futbolísticas a su espalda, interpretó como nadie una asistencia de Vedat Muriqi para empatar el partido con un derechazo imparable para Maximiano.
El choque creció en intensidad -los bermellones Raillo y Maffeo vieron la tarjeta amarilla- y el balón circulaba con velocidad de un lado a otro del rectángulo de juego.
En el minuto 42, De Burgos Bengoechea anuló un gol de Pablo Maffeo por posición adelantada del lateral mallorquinista, como quedó en evidencia en las imágenes de la jugada.
La segunda parte fue una locura. En 9 minutos tres goles subieron al marcador, dos del Granada (Escudero y Puertas) y uno del Mallorca (Raillo) cuando perdía 1-3 y en Son Moix se mascaba la tragedia.
El recinto mallorquinista era una caldera empujando a su equipo para empatar cuando otro veterano del fútbol español, Jorge Molina, de 40 años, batió a Sergio Rico con un disparo pegado al palo derecho del meta cedido por el PSG. Luego cerró el marcador demostrando sus condiciones innatas de goleador.
Molina, que había sustituido a Luis Suárez, también fue el autor de un triplete en la victoria del conjunto granadino en la primera vuelta.
Aguirre y Karanka movieron el banquillo para afrontar la recta final. Entraron el surcoreano Kang In Lee, Antonio Sánchez y Ángel en el Mallorca; Molina, Gonalons, Uzuni, Sánchez y Arias, en el Granada.
El equipo nazarí aprovechó a la perfección la debilidad defensiva de su rival. Marcó 6 goles en cinco remates a la portería, los tres últimos, obra de Molina (2) y Uzuni, en medio de una enorme decepción en las gradas que quedó de manifiesto con gran parte de los aficionados abandonando el campo con muchos minutos por delante y ya sin fe en la remontada.
El Granada gana la primera final por la permanencia, sale del descenso y deja al Mallorca en situación crítica, sobre todo por la mala imagen que dio en un choque que era determinante para sus intereses.