El Atlético de Madrid doblegó las dudas, superó al Lokomotiv de Moscú, cumplió con un triunfo sin sobresaltos y avanzó a los Octavos de Final de la Champions League, al ritmo de Joao Félix, el promotor de una victoria crucial y cerrada por Felipe Monteiro con el 2-0, mientras Héctor Herrera jugó los últimos 22 minutos del partido.
La inquietud, cualquier pensamiento pesimista, duró 17 minutos sobre el terreno de juego, en el banquillo local y en la grada del Wanda Metropolitano, aliviados todos a la vez cuando Joao Félix transformó el penalti que abrió una victoria irrebatible desde entonces.
Porque el Atlético necesitó dos penaltis para marcar el 1-0. El primero, señalado a los 44 segundos sobre Félix y lanzado al borde del minuto 2 de forma errónea por el lateral inglés, lo falló. El segundo, por una mano absurda de Rift Zhemadletdinov, pitado gracias al VAR, lo anotó el '7' portugués.
Cualquier otra cosa habría sido un golpe tremendo. No lo permitió el Atlético, que siempre tuvo todo bajo su control contra el Lokomotiv, un rival que no se jugaba absolutamente nada, que es mucho peor que el conjunto rojiblanco y que sostuvo el pulso más por la ineficacia ofensiva ajena que por méritos propios.
Sólo era un 1-0, aún todo demasiado abierto como para permitirse algo diferente a la búsqueda del 2-0 por parte del conjunto rojiblanco, que no rebajó su tendencia ofensiva, consciente de que un marcador tan corto era un riesgo inasumible para él en la última cita de la Fase de Grupos.
En el minuto 54, la clasificación era ya segura con el 2-0 del brasileño Felipe, que remató de volea, con la derecha, un servicio de Koke. Un gol previsible para acomodar ya, sin distracción ni apuros, el viaje hacia los Octavos de Final. Una cita ineludible para el Atlético.