Derrotado en el minuto 90, en siete minutos de tiempo añadido el Atlético de Madrid resucitó con dos goles, de Ángel Correa y Mario Hermoso, con los que se impuso este sábado por 3-2 a un Valencia que había rentabilizado a la perfección los errores locales, pero se marchó de vacío por su conformismo.
Tirando de épica, de escudo -este sábado vistió con el tradicional debido al 75 aniversario de su denominación actual-, del picante de Ángel Correa y el impulso de su afición, el Atlético salió del agujero en el que había caído por sus propios errores, aprovechados por dos hachazos de Yunus Musah y Hugo Duro en la primera mitad.
Más ambicioso en la segunda, contra un rival atrincherado y dispuesto a dejar el tiempo pasar hasta el final, el brasileño Matheus Cunha, primero, y Correa y Hermoso, después, sacaron al conjunto rojiblanco de una noche fúnebre para dar a sus aficionados una dosis de épica reconfortante en el momento actual del club.
Con muy poco, el Valencia echó dos paladas de tierra sobre la escuadra rojiblanca. A punto estuvieron los 'ches' de romper su racha de diez años sin ganar en casa rojiblanca, desde febrero de 2011 en el ya desaparecido Vicente Calderón. Ya habían anticipado los de José Bordalás el declive rojiblanco en noviembre, cuando remontaron dos goles al Atlético en Mestalla (3-3). Recuperaron a Carlos Soler en el Metropolitano y no tuvieron al danés Daniel Wass, apto tras pasar la covid-19, pero en un tira y afloja con su club precisamente por una oferta del Atlético de Madrid.
No había hecho nada el conjunto 'che' en 25 minutos, y con el 0-1 congeló aun más un gélido Metropolitano, pese a que el fondo sur reclamara arrestos -usando otra palabra- a sus jugadores.
Por mucho que Simeone conminaba a los suyos a adelantar líneas, insistió el Atlético en ser tan inofensivo en campo rival como peligroso en el suyo. Otro balón dividido en el balón del área grande que ganó Guedes y protegió Soler acabó en pase de Lato a un Hugo Duro indetectable entre los centrales locales. El madrileño se hizo su hueco en el área chica y sentenció, solo, a Oblak: 0-2.
Tras el descanso, Simeone se encomendó al picante de Correa para buscar algo diferente. Carrasco se abrió a la derecha y Joao a la izquierda, y el belga lo intentó de lejos. Añadió a Cunha y para reequilibrar introdujo a Felipe y quitó a Joao Félix, lo que granjeó una pitada mayoritaria de la grada.
Pese a la bronca, el cambio de cromos funcionó: Cunha acortó distancias en el 63 tras un saque de esquina de Carrasco en el que la defensa valencianista ejerció de espectadora y permitió al brasileño rematar solo con el pie. El Valencia ni se inmutó y permitió más y más a un rival que tuvo un remate claro en las botas de Luis Suárez que el uruguayo mandó a las nubes, y jugando con los nervios locales en cada interrupción por falta o cambio.
Un cabezazo alto de Hermoso, un remate paralelo a la línea de gol de Correa, un cabezazo de Koke manso para las manos de Doménech... El Atlético rozaba la igualada pero se desesperaba en un carrusel de tarjetas e interrupciones.
Sin embargo, esas mismas interrupciones concedieron al conjunto rojiblanco siete minutos de añadido que permitieron a Correa empatara tras una cabalgada de Carrasco que Jaume rechazó con el cuerpo y remachó el argentino a la red... Y Hermoso culminó la resurrección rojiblanca al rematar un centro raso de Cunha. Tres puntos que valen oro, como el color que rodea el escudo tradicional que los jugadores del Atlético volvieron a llevar sobre el pecho.
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