El Covid-19, la gran pesadilla que ha marcado el 2020, se ha colado en la fiesta del futbol sevillano por los posibles casos positivos en la plantilla del Betis donde militan los mexicanos Andrés Guardado y Diego Lainez, lo que ha llenado de incertidumbre el derbi del sábado ante el Sevilla al desconocerse si podrá jugarse en función de los resultados que arrojen las PCR.
El Betis-Sevilla, la cita deportiva más esperada en la ciudad y que desata un río de pasiones y sentimientos cruzados en familias, amigos o vecinos según la fe balompédica que profesen, está en el aire tras aplazarse en la mañana de este viernes el entrenamiento bético por sospechas de varios casos de Coronavirus en su plantel.
Este primer partido del nuevo año, el 'derbi de los derbis', está marcado por las incógnitas, primero por la duda de si se podrá jugar y luego por los efectivos con los que podrá contar el técnico, Manuel Pellegrini, para plantarle cara a un Sevilla sólido y fuerte, que, a priori, llega a la cita con la etiqueta de favorito.
El chileno tiene, por ahora y a la espera de los resultados de los últimos PCR, seis bajas: el meta Dani Martín, el central Bartra y los medios Tello, Camarasa y el luso William Carvalho por lesión, más el lateral Álex Moreno, que el lunes dio positivo por Covid-19, pero ante el Levante recuperó a un hombre clave como Sergio Canales, que reapareció con dos goles tras un mes y medio lesionado.
También parece que será titular el portero chileno Claudio Bravo, ya recuperado de una dolencia muscular, y se prevé que repita la zaga y también el mexicano Guardado y el argentino, Guido Rodríguez, en el medio, con un tridente ofensivo con Joaquín, Canales y el francés Fekir, y el paraguayo Sanabria arriba por Juanmi Jiménez.
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