560 días después volvió el público a un Santiago Bernabéu, al que se le ve el esqueleto de lo que será en el futuro con unas cerchas que asombraron a los madridistas y curiosos que acudieron a las inmediaciones del estadio y a su interior, donde creció la emoción en el homenaje previo al partido a Lorenzo Sanz, expresidente del Real Madrid entre los años 1995 y 2000 y al resto de fallecidos durante la pandemia.
Casi todo ha cambiado desde aquel 1 de marzo en el que el Santiago Bernabéu se llenó para el clásico contra el Barcelona, que acabó con victoria por dos goles a cero del conjunto por entonces entrenado por el francés Zinedine Zidane.
La situación que viven las obras del estadio hizo que, incluso, tres horas antes del partido aún se estuvieran montando accesos para el público y que se retirasen elementos de las mismas en las inmediaciones para permitir el paso de las personas.
Sin aglomeraciones salvo cuando la afición quiso dar la bienvenida al autobús del Real Madrid, aunque las medidas de seguridad les separasen por unos 300 metros. Justo después, hora y media antes del encuentro, empezaron a entrar los 20 mil aficionados de forma escalonada para intentar mantener la distancia de seguridad.
Para ello, numerosos accesos previos, en los que era indispensable mostrar la entrada en formato digital, entre los que aparecían también varias personas haciendo publicidad de sus negocios adyacentes al Santiago Bernabéu y que se han visto solos en estos 560 días.
En las entrañas del Santiago Bernabéu predominaba el hormigón, fruto del estado actual de las obras y tan diferente al plan final que, según las previsiones, se espera tener listo para mediados de diciembre de 2022.
En el primer vistazo nada más volver a ver su interior, la remodelación se hace visible de inmediato. Las cerchas predominan la vista aérea, el tercer y cuarto anfiteatro del lateral este, justo encima de la zona de prensa en la que se instaló un sistema de techado en caso de lluvia, ya no existe y casi la totalidad de la grada baja del fondo sur está tapada con una lona, así como el lateral oeste.
Para público y prensa las medidas de seguridad son máximas para este tipo de eventos. Distancia de seguridad y mascarilla obligatoria en todo momento a excepción de cuando se quiere beber, pero en ningún caso comer.