España inició con un tropiezo inesperado el camino a Catar 2022, cediendo un empate en el Nuevo Los Cármenes ante Grecia en un choque marcado por la decisión de un extraño penalti.
Un fogonazo repleto de calidad había cambiado el rumbo de un partido al que Grecia inyectó anestesia para modificar la identidad de la España de Luis Enrique. Un segundo para pensar a Koke le costó caro al conjunto heleno. Balón picado al espacio y la aparición de una figura necesaria si se quieren rememorar tiempos de éxitos recientes, la de un matador. La primera aparición de Morata tardó 33 minutos en llegar, pero fue letal. Control de pecho y remate de zurda arriba sin dejar caer el balón.
Luis Enrique confirmó en el once el relevo en la portería, con Unai Simón por delante de David de Gea.
El dominio no fue sinónimo de buen fútbol porque España se atascó tras un buen inicio. No se cumplía el minuto dos cuando Dani Olmo cabeceaba sin precisión, encontrándose el balón, al centro desde el costado derecho. Y antes del cuarto de hora Koke perdonaba una doble ocasión, sin poder superar el muro defensivo con sus disparos desde el punto de penalti.
Y cuando parecía que Grecia no marcaría Iñigo Martínez se lanzó a despejar el balón dentro de su área y con la inercia, tras golpear el esférico, impactó en la tibia de Masouras. El penalti lo transformó Bakasetas.
Y Grecia celebró el empate como una gesta en casa del grande. Una selección española que pasó del éxtasis a la duda.
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