En medio de protestas contra los dueños del club, el Manchester United recuperó la intensidad y la garra para derrotar el lunes 2-1 a su clásico rival Liverpool y embolsarse sus primeros puntos en la Liga Premier esta temporada.
Jadon Sancho a los 16 minutos y Marcus Rashford a los 53 anotaron los goles del United para conseguir una victoria que debe reducir la presión que ya asfixiaba al nuevo técnico Erik ten Hag. El neerlandés mandó un claro mensaje con su once titular, dejando en la banca al astro Cristiano Ronaldo y al capitán Harry Maguire.
Inesperadamente, Liverpool quedó como el equipo en apuros. Arrancaron la temporada con aspiraciones de pelear por el título, pero los dirigidos por Jürgen Klopp siguen sin poder ganar tras tres partidos, por detrás del United en la tabla.
Mohamed Salah descontró a los 81, pero fue otra floja presentación de los subcampeones del curso pasado.
El partido más trascendental del fútbol inglés estuvo precedido por airadas protestas de miles de hinchas, hastiados con el rumbo y actual situación del club con sus dueños de los últimos años, la familia Glazer.
Los hinchas pidieron a los estadounidenses que vendan al club al dirigirse a pie hacia Old Trafford, en medio de un fuerte despliegue policial.
El United necesitaba reaccionar tras sufrir derrotas ante Brighton (2-1) y Brentford (4-0) en el inicio de la campaña. El ambiente caldeado pareció afectar a los jugadores visitantes.
Lisandro Martínez, el central argentino que firmó con el club el mes pasado y que había sido duramente criticado en días recientes, se destacó en las tareas defensivas y marcó la pauta con una fuerte entrada sobre Salah en el primer minuto.
El gol de Sancho cayó en el mejor momento del United. Tras dominar un balón, el extremo recortó a James Milner y sacó un remate que dejó parado al zaguero Virgil van Dijk.
Old Trafford rugió otra vez cuando Anthony Martial, quien ingresó tras el descanso, habilitó a Rashford y el delantero definió serenamente con un disparo pegado a un poste.
El United supo defender la ventaja para poner fin a una racha de ocho partidos sin poder ganarle a Liverpool y otra racha de cuatro reveses en la liga que se remontaba al final de la pasada temporada.