Anfield vivió una goleada del Manchester City de 4-1 al Liverpool, actual campeón de la Premier League, pero cada partido ve más lejos poder defender su corona.
El trabado duelo táctico lo tuvo que romper Raheem Sterling, que lleva unos partidos a buen nivel. Dribló a Alexander-Arnold cortando desde una banda, superó a Fabinho y el brasileño dejó la pierna de apoyo para derribarle. Penalti.
Sin Kevin De Bruyne en el campo, Gündogan tomó la responsabilidad. Y envió el balón a las nubes. Vida extra para el Liverpool, que siguió el mismo guion tras pasar por el respiro del descanso.
Pero Sterling estaba de dulce. Otra internada, otro regate. Balón para Foden, disparo bajo, mano de Ederson y Gündogan, con la rabia del penalti fallido, apareció desde atrás, se anticipó a todos y empujó la pelota.
Sudores fríos en Klopp, que veía la Premier League a diez puntos de distancia. Necesitaba una señal para volver al partido y el futbol se la concedió cuando Ruben Dias regaló el empate.
El portugués pudo despejar, pero erró. Le entregó la pelota a Salah, que se marchó en carrera solo ante Ederson y Dias le tuvo que agarrar y tirar al suelo. Otro penalti y esta vez, el infalible Salah no falló.
El City no se puso nervioso como otro año contra los Reds, los volvió a someter. Los golpeó con una jugada de circo en la que Alisson regaló dos veces la pelota. Se salvó la primera, le dieron otra oportunidad y falló otro pase. Recogió el regalo Foden, se metió en el área y le dio el pase de gol a Gündogan para que la empujara de nuevo.
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Y no terminó la pesadilla de Alisson, quien falló otro pase desde atrás y Bernardo, en el mano a mano, picó el balón para que Sterling se anotara el tanto sobre la línea de gol y el City un triunfo vital para la Premier. Diez puntos separan ya a City y Liverpool, con un partido menos para los de Guardiola, que además tienen cinco de ventaja sobre el Manchester United.