Nelson Puga, médico del Porto, señaló que el infarto agudo de miocardio que sufrió el portero español Iker Casillas el pasado miércoles mientras se entrenaba era "totalmente imprevisible" y que, de no haber recibido asistencia médica rápidamente, podría haber tenido consecuencias mucho mayores.
"Era totalmente imprevisible, sin factores de riesgo cardiovasculares y sin historia familiar de enfermedad cardíaca en edades precoces", explicó Puga en declaraciones publicadas por el semanario luso 'Expresso'.
Según el médico, se trata de una dolencia "silenciosa", que evoluciona lentamente y que, en cualquier momento, "fruto de la conjugación de algunos factores, puede causar la oclusión de una arteria y un infarto".
"El problema de una falta de asistencia rápida podría tener como consecuencia complicaciones agudas o futuras para el corazón, como arritmias y necrosis del músculo cardíaco, incluyendo la muerte súbita", refirió.
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El médico del Porto volvió a insistir en que todavía es pronto para hablar sobre el futuro en el futbol del portero, que iniciará "precozmente" el programa de rehabilitación cardíaca.
"Podrá y deberá hacer actividad física, pero la decisión de seguir jugando dependerá de una evaluación profunda con la realización de otras pruebas, de la ponderación de muchos factores que incluyen la respuesta a la medicación y la voluntad del atleta", dijo.