Sevilla ganó por 2-0 al Barcelona en la ida de las Semifinales de la Copa del Rey y logró una valiosa ventaja para la vuelta tras un partido muy serio, en el que acertó ante el gol en momentos decisivos por medio del francés Jules Koundé y del croata Ivan Rakitic, y en el que el marroquí Yassine Bono le amargó la noche a Leo Messi al abortar todos sus intentos.
Frente a un Barça al que le faltó claridad arriba y mayor solidez en defensa, el Sevilla, que aún no ha encajado ningún gol en esta Copa (12-0 de balance), se adelantó en el minuto 25 con un gran gol de Koundé y, aunque el equipo culé acosó en la reanudación a su rival con intentos vanos, en parte por el gran acierto de Bono, los andaluces ampliaron su renta en una contra culminada por Rakitic a 5 del final.
El partido comenzó igualado y con intensidad, como se preveía por lo que estaba en juego, con una presión alta del Barça y buscando conectar con Messi cerca del área rival y, sobre todo, sorprender por la derecha por medio de un activo Dembélé a un Sevilla que se esforzó por no perder ni el sitio ni el balón en terrenos comprometidos.
El equipo de Julen Lopetegui también asustó a los de Koeman poco antes el ecuador del primer tiempo con un remate cruzado del francés Jules Koundé, incorporado al ataque, que salió ligeramente desviado después de un pase de Suso Fernández, lo que fue el preludio del posterior premio para los blancos y con el mismo protagonista.
Este mazazo hizo mella en el Barcelona, al que le faltó claridad y no encontró el último pase o la acción decisiva, como en un centro de Jordi Alba que paró Bono o algún intento de Messi desde lejos, y fue el Sevilla el que controló la situación e incluso Sergio Escudero, de un fuerte zurdazo en el tiempo añadido, pudo lograr el segundo, pero Ter Stegen lo evitó con un despeje magistral.
En la reanudación, el Barcelona, obligado por su marcador adverso y herido en su amor propio por sus sombras en ataque, apretó más, dominó, tuvo más el balón y buscó con mayor criterio aprovechar los puntos débiles del Sevilla, que, sin embargo, no se arredró y contragolpeó como en una acción en la que En-Nesyri se 'durmió'.
Messi asumió sus galones y, mucho más activo ahora, trató de generarle problemas al rival con su movilidad y sus remates, como uno desde la frontal del área a los 67 minutos, tras apoyarse en Frenkie de Jong, que desvió Bono, muy seguro, como en una falta centrada con peligro por el argentino al área chica que detuvo el marroquí.
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Con el Barcelona volcado en pos del empate, aunque con cierta impotencia por no encontrar opciones claras de gol, el que no perdonó fue Rakitic, quien en uno de los contragolpes de su equipo aprovechó que Umtiti rompía el fuera de juego para controlar, solo, en el área y fusilar a Ter Stegen para lograr el 2-0, un gol que puede ser muy valioso y que no celebró por su pasado azulgrana.
No fue la última ocasión del choque, pues Messi, en el tiempo añadido, lanzó a la perfección una falta directa que se topó de nuevo con Bono, quien salvó de encajar al Sevilla y, de este modo, irá en tres semanas al Camp Nou con una renta a tener en cuenta.