El Celta cerró su crisis de resultados con una contundente victoria en Balaídos por 4-0 ante el Eibar, en un partido que dominó el conjunto vasco, pero en el que impresionó la pegada del equipo celeste en ataque, en especial Iago Aspas, que celebró su paternidad y mostró su talento con tres goles, dos magníficos. Esta victoria evita la presumible destitución del entrenador argentino Antonio Mohamed en el club gallego.
El plantel de Vigo, que acumulaba seis jornadas sin ganar, tuvo recompensa a su colérico comienzo. Salió con furia. Con solo cinco minutos, Boufal exhibió su cambio de ritmo, se asoció en la banda izquierda con Juncá, este centró y Aspas cerró la jugada con un gran gol, un tiro magistral que pilló a Riesgo un par de metros adelantado de su línea de portería.
Los de Mohamed resistieron el empuje del Eibar refugiado atrás, desbordado por el juego y la presión del equipo de Mendilibar. No volvió a acercarse a la portería vasca hasta el minuto treinta y cinco. Y lo hizo con otra genialidad de Iago Aspas. El Celta recuperó la pelota en su área, montó el contragolpe con un par de toques de Boufal y Brais, y el desenlace del veloz ataque fue una suave parábola de Iago Aspas desde unos veinticinco metros.
El Celta certificó la victoria con su primera aproximación de la segunda parte al área de Riesgo, un contraataque que guió Hugo Mallo por la banda derecha con la defensa del Eibar descolocada y que culminó por la zona central Brais Méndez con un nuevo gol. El acierto celeste fue demoledor: tres ocasiones, tres tantos.
El partido quedó adormecido con los tres goles. El Eibar aflojó su dominio, pese a algún lanzamiento de Orellana y de Rubén Peña, aunque quedó malherido, escaso de fuerzas y con errores infantiles, como una indecisión defensiva entre Arbilla y Riesgo que aprovechó Iago Aspas para marcar un nuevo gol, su octavo tanto en esta liga, una diana que cerró la goleada del Celta que salva del despido al entrenador Antonio Mohamed.