Lo de Fernando Alonso y Renault es un romance que no entiende de distancias y es capaz de trascender pese al inexorable transcurrir del tiempo. El asturiano ganó los dos únicos títulos mundiales de sus vitrinas de la mano del equipo francés, y viceversa, porque juntos hicieron una de las fuertes sinergias en la Fórmula 1, desafiando a los grandes colosos del deporte motor. Tras 14 años alejados, unirán de nuevos sus fuerzas en busca de una revancha en común.
El asturiano subió por última vez a un monoplaza de Renault el 30 de octubre de 2009, durante el Gran Premio de Abu Dabi, donde el nacido en Oviedo no pudo despedirse por la puerta grande al finalizar en la posición 14. Alonso, un hombre de desafíos por antonomasia, necesitaba nuevos retos en su carrera para sentirse vivo, por lo que probó suerte en Ferrari sin mucha suerte y luego en McLaren, donde pasó más penas que glorias.
De hecho, el piloto que está por cumplir 39 años el próximo 29 de julio, ha ganado más carreras con Renault que con el resto de las escuderías en las que ha participado. Con el equipo francés acumuló 17 triunfos, mientras que con Ferrari y McLaren acumuló15 victorias. Y es que su carrera se fue en declive tras su cambio de aires, por lo que cansado de la estructura de la categoría reina y ávido de vertiginosos desafíos, tomó distancia del serial al término de la temporada 2018.
Cual gitano, Alonso vagó por distintas categorías, pasó por el Campeonato Mundial de Resistencia (WEC) donde se proclamó campeón del mundo en 2019 tras ganar dos veces las 24 Horas de Le Mans con Toyota. Participó recientemente en el Dakar de este año igualmente con la armadora japonesa y ahora solo aguarda por imponerse en las 500 Millas de Indianápolis que se celebrarán a finales de agosto, donde quedó a un paso de la gloria tres años atrás.
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El asturiano prolongaría su leyenda a niveles mitológicos, toda vez que se convertiría apenas en el segundo piloto de todos los tiempos junto al británico Graham Hill en afianzarse la llamada Triple Corona del automovilismo, un mito que consiste en subir a lo más alto del podio en el Gran Premio de Mónaco, en Le Mans y en el Indianapolis Motor Speedway.
De lograrlo, Fernando Alonso volvería para la temporada 2021 a Renault como lo hizo tras su breve paso por McLaren en 2007, como todo un héroe. Un soldado que vuelve a casa con medalla de honor tras la guerra en busca de esa felicidad que sólo es encontrada en el lugar que pese a la distancia consideramos como hogar, el hijo pródigo que con honores está de vuelta para poner orden.