El fin de semana en Yas Marina ha sido una gran fiesta de despedida, con cena incluida con los otros 19 pilotos y homenaje tras la calificación, para el hombre que dominó la máxima categoría de 2010 a 2013, llevando a Red Bull Racing a la élite del Gran Circo: Sebastian Vettel.
El alemán marcó una era y se consolidó como el piloto dominante que tomó la batuta de Michael Schumacher en la Fórmula Uno: levantó cuatro títulos, ganó 53 carreras, colocándose en el tercer lugar histórico, sólo debajo de Schumi, con 91, y de Lewis Hamilton, con 103. Además, el alemán registró 57 pole positions, 38 vueltas rápidas, 4 Grand Slams y sumó casi cuatro mil puntos a lo largo de 17 temporadas, corriendo en 298 Grandes Premios, en una trayectoria en la que defendió a Sauber, Toro Rosso, Red Bull, Ferrari y Aston Martin.
Su momento más glorioso se dio tras dar el salto al equipo de la marca de bebidas energéticas. Ahí fue mal y señor absoluto la categoría reina, hilando un Tetracampeonato con poca oposición desde 2010, dándole también a la escudería su mejor momento, hasta ahora que Max Verstappen y Checo Pérez han reescrito la historia.
Sin embargo, tras un caótico 2014, cuando terminó como quinto lugar en el Campeonato Mundial, el alemán firmó con Ferrari, escudería con la que corrió de 2015 a 2020, con un par de subcampeonatos (2017 y 2018) como mejores resultados.
Para 2021, Seb ocupó el asiento del mexicano Checo Pérez en la transición de Racing Point a Aston Martin. Ya con la firma que tiene su base en Silverstone sólo pudo subir una vez al podio, cerrando su cuenta en 122.