Cuando le arrebató el octavo título a Lewis Hamilton, Max Verstappen tomó el trono de la Fórmula Uno y se propuso no soltarlo nunca más. Pero como todo deportista ganador, el neerlandés cosechó una cantidad tóxica de críticos.
Entre los principales dardos del joven monarca estaba —el muy básico— que la categoría quería renovar su cara y por ello favoreció al emblema de Red Bull sobre el británico, siete veces campeón del mundo.
Pero la teoría conspirativa quedó atrás a lo largo de 2022: 15 carreras ganadas de 22 disputadas, récord de puntos, dominio absoluto sobre sus rivales en cada una de las fechas y la promesa que el siguiente año sería aún más demoledor.
Y todo parece indicar que así será. En cada una de las seis paradas de este joven 2023 Max ha subido al podio, con cuatro victorias y ya 39 puntos de ventaja sobre su principal rival de la campaña, el mexicano Sergio Pérez, también miembro de la escudería austriaca.
Apenas este domingo, en el Gran Premio de Mónaco, el #1 de la parrilla voló desde la pole position y no dejó espacio alguno para siquiera permitirle a los otros pilotos pelear por la punta.
El segundo lugar en el Principado fue el español Fernando Alonso, quien cruzó la meta 27.921 segundos después que Verstappen, quien pese a su superioridad reconoció que por un breve momento, El Nano apretó, pero ni la lluvia ni la estrategia fueron suficientes.
Por lo pronto, con lo hecho en la legendaria carrera de Mónaco, Max llegó ya a 39 victorias en la máxima categoría del automovilismo deportivo, manteniéndose en el sexto sitio del ranking.
La siguiente meta para un hombre que llegó a reescribir los libros de la Fórmula Uno será pasar las 41 del legendario brasileño Ayrton Senna y seguir escalando para, por qué no, mirar hacia lo hecho por Lewis Hamilton y pensar en superar las 103 del Heptacampeón del Mundo.