Marcel Hirscher, cuatro veces campeón del mundo, esquió una pista extremadamente empinada atravesando los postes llenos de pintura en polvo haciendo que el paisaje resultara espectacular, con el objetivo de introducir un nuevo componente al mundo del esquí al mismo tiempo de crear imágenes inolvidables.
Por su parte, el esquiador austriaco, aseguró que fue una experiencia increíble, aunque reconoció que también tuvo dificultades, ya que quedaba ciego momentáneamente por los colores que desprendía de los postes.
"Ha sido una experiencia surrealista, simplemente increíble, no podía esquiar con la velocidad normal con la que lo hago en las carreras, aunque la pista fuese tremendamente empinada en su primera parte, hasta llegar a un 75 por ciento de pendiente.
"Cada puerta me cegaba durante un segundo porque tenía que esquiar entre una nube de color amarillo o azul", indicó.
