A finales de los 90s, cuando Sony Computer Entertainment comenzaba a convertirse en un férreo rival de Nintendo en la industria de los videojuegos, el PlayStation necesitaba de un personaje que se convirtiera en el ícono de la marca, en una mascota tal y como lo era Super Mario para la Gran N.
Así nació Crash Bandicoot, un marsupial antropomorfo que cautivó a millones de videojugadores en el mundo, con una trilogía de 'platform games' llena de personajes carismáticos, niveles repletos de adrenalina y horas de diversión propias de la época.
Sin embargo, al ser una exclusiva de Sony, no todos pudieron (pudimos) disfrutar de las aventuras de Crash en su momento, y aunque hace un año salió al mercado la remasterización de los primeros tres juegos originales para PS4, hacía falta alcanzar otros horizontes.
De la mano de Vicarious Visions y Activision, Crash Bandicoot N. Sane Trilogy está ahora disponible en Xbox One, PC y Nintendo Switch, con todas las mejoras y agregados que se vieron en la versión de PS4, y con la ventaja de llevarlo adonde quieras gracias a la portabilidad de la consola híbrida de Nintendo.
Por obvias razones, la versión del Switch es la más criticable en cuanto a rendimiento, pero no por ello se vuelve menos disfrutable. La colección luce bien trabajada y con la calidad gráfica suficiente para no sentir que estás jugando las versiones de hace 20 años.
La 'Trilogía D. Mente' incluye los títulos creados por Naughty Dog para el PlayStation: Crash Bandicoot (1996), Crash Bandicoot 2: Cortex Strikes Back (1997) y Crash Bandicoot 3: Warped (1998); cada uno de ellos cargado de un alto contenido de nostalgia, la cual apela sobre todo a los que se enamoraron del marsupial en su momento, pues aunque son entretenidos, los tres juegos actualmente no ofrecen mucho para el resto de nosotros.
Nuestro héroe, Crash, deberá detener al Dr. Cortex, quien planea dominar al mundo utilizando animales modificados genéticamente. La dinámica en todos los títulos de la antología es la misma, con variaciones en el gameplay para refrescar la aventura.
El problema es que en el remake del primer juego, Vicarious modificó un poco las mecánicas, haciéndolo un tanto más difícil que su versión original y llegando a ser frustrante en ciertos momentos, pues los controles no son del todo generosos y provocan que tengas errores en tus saltos o en el comportamiento de Crash, algo imperdonable para un plataformero que requiere suma precisión en tus movimientos.
Eso sí: el segundo y tercer título están mejor calibrados, por lo que sin duda resultan más disfrutables; el atractivo y la diversión de Crash Bandicoot están ahí, con la gran opción de poder vivir un rato de entretenimiento si lo tienes en tu Switch. Para cualquiera que sea fan —o que quiera saber por qué fue tan relevante a finales de los 90s—, N. Sane Trilogy es una oportunidad inmejorable.