En una edición especial llena de blasfemias y obscenidad, escritores y artistas de Charlie Hebdo declararon que la revista satírica francesa sigue viva, pero "el asesino sigue prófugo".
La publicación de 32 páginas editada por el aniversario de la matanza del 7 de enero de 2015 acusa a extremistas islámicos, a la religión organizada, a un gobierno indeciso y fallas en inteligencia por los actos de violencia cometidos en esos días contra Francia.
Diecisiete personas murieron en los atentados contra Charlie Hebdo el 7 de enero y un supermercado kosher dos días después. Ellos fueron las primeras víctimas de una serie de ataques cometidos por extremistas islámicos en Francia el año pasado y que al final dejaron 147 muertos y cientos de heridos.
Murieron casi todos los presuntos responsables directos de los ataques del 7 al 9 de enero y de la carnicería del 13 de noviembre en París que dejó 130 fallecidos. Pero la edición especial de Charlie Hebdo esta semana, con una caricatura en la portada que muestra a un dios sangriento portando un fusil de asalto, prevé que hay más violencia por venir.
Laurent Sourisseau, editor del medio y conocido como Riss, describió el horror al que sobrevivió y el silencio que se produjo en la redacción momentos después de que los dos hombres abrieran fuego, y dijo que así supo que sus colegas habían muerto.
Agregó que fanáticos islamistas y otros extremistas religiosos querían que los periodistas seculares de Charlie Hebdo pagaran el precio por "reírse de la religión". Sin embargo, Riss dijo que el periódico seguirá abierto porque "nunca tuvimos tantas ganas de partir la cara a los que soñaron nuestra muerte".
El editorial "es violento y muy insultante hacia la religión", opinó el lunes en la televisora BFM, Abdallah Zekri, presidente del Observatorio Contra la Islamofobia.
Por su parte, el director general de la revista Gerard Biard dijo que aunque la matanza en Charlie Hebdo lanzó un debate mundial sobre la religión y el libre discurso, nadie se molestó en explicar al mundo porqué los atacantes fueron después a un mercado judío.
"Estamos acostumbrados a que los judíos sean asesinados por ser judíos", escribió en un editorial por separado. "Esto es un error y no solo a nivel humano".