Ganar una medalla en unos Juegos Olímpicos es una de las proezas mas importantes para un atleta, más si es una de oro y más si la victoria es sobre el gran favorito.
Esto fue lo que sucedió cuando Ariarne Titmus le ganó la medalla de oro a Katie Ledecky en los 400 metros libres, dando una de las grandes sorpresas pues Ledecky era la gran favorita.
En el momento en que Titmus se quedó con el primer lugar su entrenador estalló y dejó de lado la cordura y cualquier tipo de compostura pues su festejo demostraba la emoción que sentía por dentro.
Evadió la valla de seguridad, se quitó el cubrebocas, comenzó a gritar hacía la piscina, cambió su tono de piel y todo ante una empleada del recinto que solo lo veía atónita. Esa es la emoción que provocan los Juegos Olímpicos.