Hernán Cristante, exportero y actual entrenador del Toluca, reveló que cuando era niño soñaba con ser aviador, ya que a eso se dedicaba su papá.
¿Qué significa Toluca en tu vida?
Un amor verdadero e incondicional.
¿A qué jugador admirabas cuando eras niño?
A Ubaldo Matildo Fillol.
¿A qué equipo le ibas cuando eras niño?
A Gimnasia y Esgrima La Plata.
¿Desde pequeño quisiste ser portero?
Sí, desde muy temprana edad, hay fotos donde estoy atajando cuando tan sólo tenía cuatro años.
¿Cuál es tu estadio favorito?
Pienso que será el nuevo Nemesio Diez, antes me gustaba mucho llegar a jugar al Estadio Azteca.
¿Cuál fue tu primer viaje como futbolista?
Todavía no era profesional, fui a Los Angeles con la selección argentina, tenía 17 o 18 años.
¿De cuánto fue tu primer sueldo?
Recuerdo que tenía 19 años, estaba en Gimnasia y Esgrima La Plata, la suma era ridícula. Antes ya había tenido otro salario porque le ayudaba a mi hermano a repartir periódicos. Me gustaba ahorrar, lo único que compraba eran zapatos deportivos y guantes de portero.
¿Qué sientes cuando te piden autógrafos o fotos?
Se siente bien porque la gente reconoce, lo traslado a que reconocen el trabajo y esfuerzo que he hecho, a veces incomodan, pero se siente agradable porque uno es agradecido. Me gusta entender a la gente, no me gusta ser grosero, aunque a veces los que te piden son groseros.
¿Hasta qué grado estudiaste?
Empecé la carrera de Administración de Empresas, aún no la termino, pero es algo que en cuanto pueda voy a retomar.
¿Qué otra profesión te llamaba la atención cuando eras niño?
Quería ser piloto de avión de combate, me encantaba la idea. Mi papá es piloto, cuando era chiquito me llevaba a volar en un planeador, me ponía en sus piernas y me fascinaba.
¿Alguna vez has llorado por el futbol?
Un montón de veces, desde una lesión, un partido perdido, momentos terribles, una final; por bien y por mal he llorado.
¿Qué te falta en el futbol?
Todo, seguir aprendiendo porque en realidad lo que uno hizo ya está, ya fue, entonces veo de acá para adelante, aprendo de lo que viví, trato de no equivocarme sobre lo que ya me equivoqué. Todo lo que viene es nuevo, seguiré aprendiendo y modificando para mejorar.
