El futbol llevó a Bernardo Gradilla a tomar el riesgo de jugar en la liga de Nicaragua sin imaginar que en ese país tendría que vivir el peor momento: luchar contra el cáncer testicular que le diagnosticaron en enero.
El portero mexicano de 25 años decidió probar suerte en Centroamérica y así llegó en 2019 al Cacique Diriangén, el equipo nicaragüense más grande.
"Estoy pasando un problema muy complicado y lo más difícil fue aceptarlo. Nadie se merece pasar por algo así, si pudiera quitar algo del mundo sería el cáncer.
"En octubre del año pasado vi algo anormal en un testículo, me checaron, y en noviembre me operaron de urgencia; me recuperé pronto y en 15 días ya estaba jugando Semifinal de liga y después la Final de copa, pero los resultados de los estudios llegaron en enero y ahí se me derrumbó el mundo, pero el especialista me dijo que era 90 por ciento curable y eso me cambióla mente", dijo Gradilla a RÉCORD, al tiempo en que compartió que de inicio vivía sólo en la casa club del equipo, pero ahora por el tratamiento vive en un departamento.
Después de la operación, Bernardo siguió con el tratamiento y ha sido sometido a quimioterapias, y en todo momento ha sido apoyado por su equipo e incluso ha tenido apoyo desde México.
"El equipo ha estado al tanto siempre, me han apoyado en todo, aunque para todos fue un golpe fuerte. Incluso otros equipos se sumaron a la causa y en México el equipo Coras de Nayarit hicieron un partido y lo recaudado fue para mi y su presidente Aníbal Montenegro me propuso irme a México, pero por protocolo no se pudo, pero confío en los médicos acáy séque todo estará bien", expresó.
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