La senadora opositora Jeanine Áñez sorprendió la tarde del martes al autoproclamarse presidenta interina de Bolivia.
La decisión --que ella dijo haber tomado para “pacificar” el país-- podría incrementar las tensiones porque se realizó en una sesión rápida sin respetar los protocolos de la Asamblea Legislativa y sin que este cuerpo reuniera un cuórum que la respaldara.
El ahora expresidente Evo Morales dejó el poder el domingo acorralado por la presión de las fuerzas armadas y las protestas sociales tras las polémicas elecciones generales del 20 de octubre.
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Luego de autoproclamarse mandataria interina, Áñez ingresó al viejo Palacio de Gobierno con una Biblia en la mano. Aunque nadie le tomó juramento, el jefe militar le puso la banda presidencial y le entregó el bastón de mando. Posteriormente, Áñez pidió un minuto de silencio para los cuatro muertos durante las protestas y llamó a las Fuerzas Armadas a ayudar a pacificar el país.
“Bolivia quiere vivir en paz. Sí se pudo, sí se pudo”, dijo antes de ser coreada por sus partidarios y anunciar que convocará a elecciones limpias y con autoridades probas.