Megan Fox atrajo todas las miradas durante su deslumbrante aparición en la alfombra roja de la fiesta de lanzamiento de la edición de trajes de baño de Sports Illustrated, celebrada en la ciudad de Nueva York.
La estrella de Hollywood lució un atrevido vestido negro de malla transparente diseñado por LaQuan Smith, llevando la tendencia al límite con un escote profundo pero cuidadosamente cubierto.
Con una falda satinada que realzaba su elegancia, Fox completó su look con zapatillas negras de tacón, aprovechándolas para definir aún más su silueta. La actriz, quien protagoniza la portada de Sports Illustrated Swimsuit, fue la indiscutible estrella de la noche.
Posando ante los fotógrafos, Megan sorprendió con un estilo pelirroja y optó por un maquillaje natural, resaltando sus labios con un toque de gloss, un rubor sutil y unas amplias pestañas negras.
Sin embargo, a pesar de ser considerada una de las mujeres más sexys, la actriz reveló a Sports Illustrated que ha lidiado con problemas de imagen personal a lo largo de su vida. "Tengo dismorfia corporal. Nunca me veo como me ven los demás. Nunca hubo un punto en mi vida en el que amé mi cuerpo. Nunca jamás", confesó Megan Fox.
La actriz compartió que desde una edad temprana se obsesionó con su apariencia y explicó que creció en un entorno muy religioso donde los cuerpos no eran celebrados. A pesar de ello, Megan Fox se mostró optimista acerca de su viaje para amarse a sí misma, reconociendo que será un proceso continuo. "Creo que el viaje de amarme a mí misma va a ser interminable", añadió.
La presencia de Megan Fox en la fiesta de Sports Illustrated no solo deslumbró por su estilo y belleza, sino también por su valiente revelación sobre los desafíos que ha enfrentado con su propia imagen. Su sinceridad y autenticidad destacan su compromiso personal en la lucha contra los estándares de belleza poco realistas y su determinación por promover la aceptación y el amor propio.