Javier Duarte, el exgobernador mexicano señalado de desviar millones de dólares para adquirir diversos bienes e inmuebles, permanecerá en una prisión guatemalteca mientras avanza un proceso de extradición a México.
Custodiado por más de 20 policías y ataviado con un chaleco antibalas, Duarte acudió este miércoles a una audiencia ante un tribunal y rechazó aceptar o rechazar la extradición a su país hasta que no revise la solicitud formal de las autoridades mexicanas, que tienen 60 días para presentarla.
El tribunal determinó que mientras eso ocurre, el exgobernador del estado mexicano de Veracruz continuará en prisión en la capital guatemalteca.
Duarte fue detenido el fin de semana en Panajachel, un municipio guatemalteco cercano a la frontera con México.
El político del Partido Revolucionario Institucional, que gobierna actualmente el país, es visto como símbolo de la corrupción, aunque meses atrás siempre negó cualquier irregularidad.
Durante la audiencia, la fiscalía guatemalteca leyó detalles de las acusaciones de las autoridades mexicanas contra Duarte, a quien se le señala de haber utilizado empresas fantasma y testaferros para adquirir propiedades y bienes de manera ilícita.
"Porque mientras usted fue gobernador organizó un complejo esquema para introducir recursos al sistema financiero mexicano fingiendo que era producto de venta de terrenos en Campeche", le dijo el fiscal José Galdámez a Duarte frente a los tres jueces que integran el tribunal.
El fiscal señaló que Duarte compró al menos 9 terrenos por unos 20 millones de pesos (casi un millón de dólares) a través de un testaferro con fondos supuestamente ilícitos.
Duarte salió del tribunal sin hacer ningún comentario.
"Tengo fe en la justicia", dijo al final de la audiencia Pablo Camposano de la Mora, uno de los abogados mexicanos que representan a Duarte.