“El presidente de México me salvó la vida”. Esas fueron algunas de las primeras palabras de Evo Morales tras llegar a la capital.
México le otorgó asilo político a Morales, quien el domingo renunció a la presidencia de Bolivia en medio de presiones del ejército y de semanas de protestas en su contra tras reclamos de fraude en los comicios del 20 de octubre.
En declaraciones a la prensa desde el Aeropuerto Internacional de Ciudad de México, dijo que pese a dejar el poder no abandonará la política.
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“Sepa el mundo entero, no por este golpe voy a cambiar ideológicamente”, dijo. “Mientras tenga la vida, seguimos en política, mientras tenga la vida, sigue la lucha y estamos seguros que los pueblos del mundo tienen todo el derecho de liberarse”.
El canciller Marcelo Ebrard lo recibió al pie de la escalera del pequeño avión que llegó a suelo nacional vía Paraguay. El viaje de Morales a México se convirtió en un periplo que incluyó escalas y rutas de vuelo casi inverosímiles marcadas por las decisiones políticas de una región dividida sobre la situación en Bolivia.
El gobierno de México dijo que concedía el asilo porque su vida estaba en riesgo.