El primer eclipse total de Luna en más de dos años coincidió este miércoles con una superluna, lo que representó todo un espectáculo cósmico.
Esta superluna “de sangre” fue visible este miércoles en todo el Pacífico, así como en la mitad occidental de América del Norte, el extremo sur de Sudamérica y el este de Asia.
El eclipse total duró unos 15 minutos mientras la Tierra pasa directamente entre la Luna y el Sol. Pero el espectáculo entero duró alrededor de cinco horas, a medida que la sombra de la Tierra cubrió gradualmente la Luna y después poco a poco se desvaneció. El color naranja rojizo es resultado de todos los amaneceres y atardeceres en la atmósfera terrestre que se proyectan hacia la superficie de la Luna eclipsada.
“Hawai tiene el mejor lugar, seguido de California y el noroeste de Estados Unidos”, dijo Noah Petro, científico de proyectos de la NASA para la sonda Lunar Reconnaissance Orbiter. Nueva Zelanda y Australia también tendrán una excelente vista.
La sonda, que ha orbitado la Luna durante 12 años, midió los cambios de temperatura en la superficie lunar durante el eclipse. Los telescopios en la cima de la montaña Mauna Kea de Hawai también monitorearon al satélite, indicó Petro.
Europa, África y el oeste de Asia se perdieron el espectáculo por completo. Sin embargo, hubo transmisiones en vivo por internet.
No obstante, todas las personas, en todos los lugares, pudieron contemplar una Luna más brillante de lo usual, siempre que el clima lo permita.
La Luna estuvo a unos 357.460 kilómetros de distancia. Es esta proximidad, aunada al hecho de que es luna llena, lo que le lleva a encajar en el concepto de superluna, que la hace parecer más grande y brillante.
A diferencia de un eclipse de Sol, ver directamente una Luna eclipsada no conlleva ningún riesgo.
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