La ciudad de Jilin, en el noreste de China, volvió a imponer un confinamiento parcial de los habitantes tras la aparición de nuevos casos de Coronavirus, haciendo temer por una segunda oleada de la epidemia en el país donde emergió la enfermedad.
El gobierno regional anunció la aplicación de estrictas medidas, como se hizo con Wuhan hace unos meses para tratar de contener el virus, después de que la provincia haya registrado 34 nuevos contagios en los últimos quince días.
El confinamiento implicará el cierre de todos los complejos residenciales con casos confirmados o sospechosos y sólo una persona de cada familia podrá salir del domicilio para comprar artículos esenciales durante dos horas cada dos días.
Las medidas anunciadas por las autoridades también contemplan la suspensión del servicio ferroviario y de autobuses, mientras las escuelas han vuelto a echar el cierre y decenas de miles de personas vuelven a estar en cuarentena.
La situación "es extremadamente grave y complicada", reconoció un alcalde adjunto de Jilin, señalando este miércoles el "riesgo de una mayor propagación" del coronavirus.