El 14 de septiembre de 2013 Floyd Mayweather predijo el futuro de Saul Álvarez sin saber que tendría boca de profeta. Luego de darle una lección de boxeo, el Money aseguró que Canelo sería quien lo sustituiría como figura tanto en lo deportivo como en el negocio, y en lo segundo el mexicano ha cumplido.
Aquella noche no sabíamos qué esperar de Mayweather, quien dejó a un lado su personaje arrogante para reconocer el talento del entonces joven de 23 años, y aseguró que sería él quien tomaría la estafeta. Justo lo que ahora pasa.
“Este es un campeón, me quito el sombrero con Canelo, él es el verdadero campeón. Un verdadero campeón puede caer y levantarse; yo sólo tengo 24 meses más y él es el hombre después de eso. Canelo es fuerte y joven, él llevará la antorcha. Esta noche la experiencia fue una llave importante. Canelo tiene todo lo que se necesita para ser una leyenda”, dijo en la conferencia póstuma.
El tapatío se ha convertido en un imán de taquilla. De entonces a la fecha ha protagonizado nueve peleas, ocho de ellas en Las Vegas, y prácticamente ha abarrotado el MGM, el Mandalay Bay y la T-Mobile Arena, recinto que inauguró enfrentando a Amir Khan.
Desde su derrota ante Floyd, Saúl y su equipo decidieron arrebatarle las fechas estelares para este deporte… el Cinco de Mayo y la fiesta de septiembre y lo lograron gracias a una estrategia diseñada finamente por Oscar De la Hoya, que sabe y mucho del negocio.
El camino no ha sido sencillo para Álvarez, quien de a poco ha ido ganando credibilidad y hoy luce como un peleador completo, pulido bajo el mando de los Reynoso y con la guía del Golden Boy, quien decidió apostar por el pelirrojo y ahora recoge los frutos de la cosecha.
Canelo está a punto de enfrentar un capítulo decisivo. Gennady Golovkin se ha convertido en el villano, el personaje que puede catapultarlo a los cuernos de la luna o sepultarlo en el inframundo del pugilismo internacional.
