Victoria a la diabla. Los Diablos Rojos del México remontaron un déficit de 10 carreras y se impusieron 10-12 ante los Tigres de Quintana Roo con un Grand Slam de Japhet Amador en el último inning para quedarse el primero de la "Guerra Civil".
Después de no poder romper el cero en los primeros dos tercios del juego, los pingos tuvieron dos rallys de cinco carreras y uno más de dos en la últimas tres entradas para darle la primer alegría a su gente que apoyó de principio a fin en el Alfredo Harp Helú.
Los de Quintana Roo comenzaron a amargar la fiesta diabla desde la parte alta de la primera entrada en donde con un sencillo remolcador de Dalton Combs, Antonio Monroy y Olmo Rosario pusieron las dos primeras. Después Lázaro Hernández impulsó a Dalton con un doblete para la tercera rayita.
Un triple de Manuel Orduño a jardín izquierdo remolcó a Angel Erro para una carrera más en el segundo inning y un rally de cuatro carreras en la tercera tanda definiría el rumbo del partido, estas fueron producto un sencillo de Alexis Wilson y un bambinazo de tres carreras de Erro.
La pizarra de los Tigres llegó a doble dígito en la sexta entrada luego de un sencillo de Willson con el que Reynaldo Rodriguez y Combs llegaron a home.
En la parte baja del séptimo rollo, Jesús 'Chuyito' Fabela puso la primera carrera de los Diablos luego de un doble por el jardín central de Julián Ornelas, mismo que podría el 10-2 tras un sencillo de Japhet Amador.
La que parecía imposible estaba cerca de concretarse en la penúltima entrada cuando Chuyito impulsó dos carreras, después el mismo Fabela entró de caballito y un doble de dos carreras del capitán Juan Carlos Gamboa puso el 10-7.
En el último inning, Carlos Sepúlveda dio esperanzas a los pingos al impulsar a Moisés Gutiérrez y con dos outs en la cuenta y las bases llenas, llegó El Gigante de Mulegé para concretar la remontada.
EL COLOR DE LA GUERRA CIVIL
La Guerra Civil volvió a estallar. Aún faltaban algunas horas para el juego inaugural entre Diablos y Tigres y en la estación Puebla del metro de la Ciudad de México los aficionados de los Diablos de México comenzaban a formar grupos para después encaminarse a su segunda casa, el estadio Alfredo Harp Helú.
Apenas abandonando el metro se observaba ya el primer puesto con mercancía de los Pingos y unos metros más adelante se comenzaba a sentir el ambiente de estadio con unos 20 puestos más.
Cruzando el puente que atraviesa la pista del Autódromo Hermanos Rodríguez, las personas ya comenzaban a cambiarse las camisetas formales por jerseys de beisbol, algunos de los Tigres, pero en su mayoría de los Diablos.
En la explanada del Harp Helú, los aficionados que llegaron por automóvil se reunían con los que lo hicieron por transporte público; algunos ya ingresaban al estadio y otros cuantos decidían aguardar un poco más.
"Es un clásico, al final, aunque los Tigres siguen estando allá en Quintana Roo como quiera se han olvidado, pero la Guerra Civil sigue siendo la Guerra Civil", comenta Adrián Campos, aficionado de la pandilla escarlata que augura una victoria en el juego inicial.
El único equipo capaz de competirle en las gradas a los capitalinos en su estadio son los Tigres, debido al gran apoyo que reciben en la CDMX por su gran rivalidad que nació aquí en 1955.
"Al final son una tradición, son como el atlantista en el beisbol, parecería que ya no existen, pero aquí aparecen cada temporada y vas a ver que ahorita se va a llenar de tigre", aseguró Adrián.