El alba apenas comenzaba a pintar el cielo cuando Humberto Castellanos regresó al Rancho El Guayabo De Arriba en Tepatitlán de Morelos, Jalisco para ordeñar a las vacas, tal y como había pasado buena parte de su vida antes de probar suerte en el diamante. La pandemia de Coronavirus lo devolvió a esa realidad en la que forjó su carácter todos los días a las cinco de la mañana para ganarse la vida, cuando convertirse en el mexicano 131 en MLB era una simple utopía.
Castellanos había estado en el Spring Training con los Astros hasta que el brote de Covid-19 obligó a suspender toda actividad en Grandes Ligas hasta nuevo aviso. La emergencia sanitaria lo devolvió a casa, donde alternó sus labores en el rancho familiar con los entrenamientos que Houston le encomendó para mantenerse en óptimas condiciones, sin imaginar que esos esfuerzos sobrehumanos le recompensarían con su debut en la Gran Carpa.
“Me mantuve trabajando, tanto físicamente en mi deporte como aquí en mi casa”, dijo el serpentinero de 22 años. “Siempre nos hemos dedicado a lo que es la ordeña y pues el trabajo diario de ahí, lo que es levantarse temprano, trabajar la tierra, los tractores y todo eso fue lo que estuve haciendo antes de venir para acá. Hablando del deporte todos los días terminaba de hacer mis labores del día en el campo y a veces era mi cuñado el que me ayudaba ahí a tirar, mi padre también muchas veces con él tiraba, Antonio De la Torre también y era lo que hacía”, aseguró.
Fue entonces que tras el reinicio de la actividad en las Mayores, fue cuestión de 20 días para que el tapatío tuviera esa oportunidad que desde que arribó a los Astros en 2016 esperó. Ingresó en la novena entrada del juego ante los Angels para suplir la ausencia de su compatriota Roberto Osuna. Lanzó un capítulo completo sin permitir hit ni carrera, y por si fuera poco, de siete lanzamientos que ejecutó el serpentinero tapatío, seis fueron strikes.
“Cuando salí del campo llegué al club house y ya tenía muchas felicitaciones y mucho seguimiento de toda mi gente pero principalmente de mi familia. Mi hermano me hizo llegar un video de que por ahí estuvieron viendo el partido, tan solo escuchar cómo estaba mi familia me llené de emoción y de nostalgia y pues la verdad no la creía todavía que por fin hubiéramos logrado ese sueño. Muy contento y así seguiré ya, agradecido con la vida por esta oportunidad”, respondió a pregunta expresa de RÉCORD en una videoconferencia con medios.