Jorge Antonio Pérez Durán protagonizó este domingo un hecho curioso en el futbol mexicano luego de que pitara el final del primer tiempo entre Monterrey y Pachuca, para unos minutos más tarde regresar a la cancha a los futbolistas de ambos equipos para el cobro de un penalti.
Todo sucedió porque justo antes del desenlace de la primera parte se cobró un tiro de esquina, y Gustavo Cabral, defensor de los Tuzos, tocó el balón con la mano, acción que no apreció el silbante y dio el silbatazo final.
Sin embargo, el VAR alertó al árbitro de la jugada y procedió a regresar a los jugadores para el penalti de Rayados.
Posteriormente, Rogelio Funes Mori ejecutó la pena máxima y mandó el esférico arriba del arco defendido por Ustari, en un penalti que de haber anotado habría significado su gol 122 con el conjunto regiomontano, tanto con el que rompería su empate en dianas con el Chupete Suazo.