Todo apuntaba a que la Selección Mexicana, bajo el mando del Tata Martino, tendría el 1-4-3-3 como sistema madre, en la gira europea de octubre cambió a un 1-5-2-3, parecería sorpresivo, pero no lo es. Martino fue campeón en la MLS jugando con tres centrales un enganche y un delantero, aunque el funcionamiento no fue del total agrado del técnico argentino.
Esta idea de jugar con línea de cinco en el fondo estaba en la cabeza del entrenador nacional desde el día uno al frente del Tricolor. En esta época del Covid 19 parece que los pensamientos programados para el 2021 se aceleraron y ante Argelia se dio por primera vez que Martino modificara el sistema táctico del cuadro nacional.
La duda es qué aceleró el proceso, ¿las horas de encierro? ó ¿la necesidad de tener variantes? La respuesta puede tener origen en una charla que se dio como vivimos en la actualidad, de forma virtual, en un zoom, a más de 10 mil kilómetros, en una conexión Rosario-Guadalajara, en un diálogo entre amigos, muy lejano a las reuniones de café a las que estábamos acostumbrados.
En Rosario, Gerardo Martino; en Guadalajara, Ricardo La Volpe.
Lo primero de esta charla fue un reclamo del Tata al Bigotón por no visitarlo, la respuesta de La Volpe fue la pandemia, una disculpa aceptada con una sonrisa de que la invitación fue desde el “normal” 2019.
La volpe le preguntaba al Tata sobre la forma de jugar de México, muy similar al Barcelona y que esta forma de juego estaba en desuso desde los ochentas.
De inmediato el técnico nacional aclaró que le gusta por la “presión alta” que puede ejercer, se siente cómodo y evita recorridos largos. “Me gusta por las conexiones que podemos hacer por los carriles”, destacaba el rosarino.
Y en ese momento surgió al posibilidad de buscar un sistema alternativo para el Tricolor.
El Tata le comentó que no estaba casado con ese sistema, que tenía en la cabeza entrenar para cambiar a de cuatro a cinco defensores, eso sí, los tres puntas adelante se mantienen.
De forma inmediata Martino le pregunto a La Volpe por su trabajo con la Selección en el 2006, a lo cual Ricardo le explicó que él utilizaba dos centrodelanteros, que Rafa Márquez alternaba entre la central y la contención, que los carrileros se agregaban al ataque y generaban dudas al rival de cómo marcar.
El Tata le contesto que para él la forma de generar “desorden” al rival es que el lateral-volante y el centro del mismo costado se agreguen a la ofensiva, que lleguen al área rival, que rompan las líneas
La base de tres en el fondo pero con distinto enfoque. Una figura táctica similar pero que ofrece distintas opciones.
La Volpe explicaba que él prefería que los interiores trabajen en la presión cuando el rival tenía el balón, el Tata le comentaba que él prefiere que sean los tres atacantes los que inicien la recuperación del balón, uno a favor del recorrido largo y el otro en contra.
Los dos se observaban como leones que comparten el mismo hábitat con una gran confianza por la amistad, pero con un respeto que los aleja en lo profesional.
Fue un dialogo de 20 minutos, que nos demostró que Gerardo Martino no se quedó en la comodidad de los resultados, con un sistema que le ha funcionado, sino que busca evolucionar, tener una variante que no es pensada para la eliminatoria, sino para los partidos importantes de Copa del Mundo.
Hay que confesar que los más de 40 asistentes a esta charla organizada por el colegio de entrenadores de Belgrano en Argentina, no podíamos parpadear, era como ver un partido de tenis donde cada uno contestaba al otro de cada concepto, todos en silencio viendo cómo trabaja el cerebro de estos dos directores técnicos.
Esto nos confirma dos cosas. La primera que la Selección está en buenas manos con Martino, un tipo cerebral y con la capacidad de cambiar y preparar el futuro inmediato. La segunda que aquel equipo de La Volpe jugó bien y dejó huella.