El cierre de la fase de grupos contra Holanda no pudo tener un desenlace más dramático para México. De nuevo un 0-2 en contra al descanso, la copia de lo sucedido días antes con Bélgica.
A 15 minutos del pitazo final, Peláez le dio vida al Tri, pero el tiempo se agotaba. La compensación, con guillotina en mano, parecía dictar sentencia sobre los aztecas que se quedaban fuera de Octavos de Final.
Y entonces fue cuando surgió la jugada que Lapuente y sus muchachos practicaban con Necaxa. Y como en los Rayos, surtió efecto para el 2-2 y la calificación del Tricolor a la siguiente fase de Francia 1998.
"En el minuto 95 viene una jugada que practicábamos en el Necaxa. Fue un despeje del capitán Claudio Suárez, Peláez la peinó y gol de Luis Hernández que le gana al defensa (Jaap Stam). ¡Por su puesto que recuerdo con emoción ese momento!”, señaló Lapuente con una gran sonrisa.
La fuerza que sacó aquella Selección en tres ocasiones para venir de atrás en la Fase de Grupos, fue gracias al tremendo caracter con el que estaban conformados sus futbolistas.
“Yo tenía líderes en cada línea, y los líderes no se achican. Hubo muchas cosas gratas y se armó una perfecta unidad y por eso llegamos muy fuertes.
“Saqué lo que el futbol mexicano tiene, que es el coraje, el futbolista mexicano nunca se deja, nunca se raja”, puntualizó Manolo.